Hipertensión: la amenaza silenciosa que sigue creciendo

Una de las estrategias más eficaces es seguir un plan de alimentación bajo en sodio y rico en potasio, magnesio y fibra. La dieta DASH —basada en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasa y proteínas magras— ha demostrado reducir significativamente los niveles de presión arterial.

Además, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, evitar bebidas azucaradas, limitar el alcohol y mantener una hidratación adecuada, son acciones clave. El exceso de sal, habitual en la alimentación moderna, es uno de los enemigos silenciosos de la salud arterial.

La actividad física también juega un papel determinante. Caminar, nadar, montar bicicleta o realizar ejercicios de resistencia al menos 30 minutos al día mejora la función vascular, ayuda a regular el peso y reduce el estrés.

Por último, el bienestar emocional debe abordarse de forma integral. Prácticas como la respiración consciente, la meditación, el descanso reparador y la desconexión digital contribuyen a estabilizar la presión y mejorar la calidad de vida.

La evidencia científica respalda que el compromiso con hábitos saludables marca una diferencia real en el control de la hipertensión, especialmente cuando se comienza temprano.

📚 Fuentes: Sociedad Europea de Cardiología, Asociación Americana del Corazón, Instituto Nacional del Corazón y Pulmón

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